Nunca antes estuvimos ante una crisis medioambiental tan dramática como la actual.
Miles de especies desaparecidas, mares bañados con plásticos asesinos de cientos de peces, tierras enteras desvastadas por el fuego, la sequía o las inundaciones feroces. Millones de criaturas sin agua ni comida en el otro lado del planeta, que también es el nuestro, mientras en Occidente continuamos consumiendo y maltratando a la tierra que nos da la vida.
No es casual.
De la misma forma que se maltrata a la naturaleza, prolifera la negligencia hacia los seres humanos: guerras, genocidio y un largo listado, que podrían realmente sumirnos en una depresión sin salida. Afortunadamente, llevamos décadas luchando por la apertura de la Conciencia humana. Llevamos décadas, luchando por los nacimientos sin violencia, por la crianza respetada y empática, por el respeto a todo lo que está vivo sobre la faz de la tierra.
No es casual.
El maltrato a la tierra habla de la ignorancia por la función de la Naturaleza en nuestras vidas. Habla de la codicia, de la ceguera irresponsable ante las generaciones venideras. El maltrato en los partos y en la crianza habla de la ignorancia profunda sobre la naturaleza viva que somos y por tanto, la mezquina negación ante nuestra necesidad de ternura, delicadeza y respeto, para desarrollarnos con salud y bienestar.
No es casual.
El acorazamiento de nuestra sociedad ignora que el cuidado de la naturaleza de la tierra y de la naturaleza humana son interdependientes. Somos naturaleza. Como lo son todas las especies del planeta, sus plantas y sus bosques.
¿Hasta cuándo permitiremos tanta violencia contra la vida?
La depresión y la desesperanza ante esta situación crítica, no resuelve el grave problema que nos envuelve. Desde la consciencia y la unidad podemos revertir, o al menos frenar, esta desnaturalización de la vida. Podemos ser solidarios y actuar ya. No podemos esperar a que los sistemas políticos solucionen lo que han creado en complicidad con el sistema capitalista feroz. Cada día, en la familia, la escuela, en cada asociación, en cada barrio, en la calle, podemos levantar la cabeza y actuar con coherencia. Cada día podemos decir con nuestros actos ¡basta!
Queremos una sociedad más justa, más solidaria y una naturaleza viva: AHORA. Queremos un futuro sano para las nuevas generaciones. La naturaleza del planeta y la naturaleza infantil lo exigen.
LA VIDA, lo reclama YA.
Por que todavía, quizá, estemos a tiempo…
Yolanda González.
Presidenta de A.P.P.S.I.